Un manifestación logra bloquear una concentración contraria al islam
La ultraderecha europea sufrió ayer un fiasco mayúsculo en Colonia, donde un partido municipal llamado Pro Köln había convocado a simpatizantes de cinco países a un congreso anti-islamización para protestar contra la construcción de una mezquita con minaretes de 55 metros para los 120.000 musulmanes que viven en esta ciudad del Rin.
Miles de ciudadanos salieron a la calle para expresar su rechazo a los ultraderechistas y bloquearon todos los accesos a la plaza del Heumarkt, en el casco antiguo. Los manifestantes se apostaron con los brazos cruzados en todas las callejuelas de acceso. A mediodía, cuando estaba previsto el comienzo del festival islamófobo, sólo habían logrado entrar en el Heumarkt unas pocas decenas de los 1.500 ultraderechistas convocados.
En ese momento, la Policía sorprendió a todos los presentes al prohibir la concentración "para garantizar la seguridad de los ciudadanos". Los contramanifestantes lo celebraron entre gritos de júbilo.
La mayor delegación islamófoba extranjera fue la belga, con unos 500 simpatizantes del partido flamenco Vlaams Belang, incluidos ocho diputados. Nada más aterrizar en el aeropuerto de Colonia/Bonn, su líder Filip Dewinter se topó con la ira de centenares de radicales que retrasaron dos horas su viaje al centro de la ciudad quemando señalizaciones del tren regional.
Le Pen, ausente
"Es increíble. Usaron violencia, nos tiraron cócteles molotov. Es un mal día para la democracia si en un país como Alemania no se puede celebrar con normalidad un congreso democrático", dijo Dewinter a Público.
El francés Jean-Marie Le Pen decepcionó con su ausencia a los organizadores, que habían convocado a toda la crema y la nata de la ultraderecha europea.
Radicales izquierdistas venidos de toda Alemania se liaron a pedradas con la Policía, causando una decena de heridos.
Pero la gran mayoría de los manifestantes eran ciudadanos de a pie que atendieron el llamamiento del alcalde, Fritz Schramma, a plantar cara a los islamófobos. "Estos pijos pardos son en realidad unos pirómanos, racistas disfrazados de burgueses", exclamó el alcalde en un escenario montado por los sindicatos.
A diferencia de la agrupación regional de su partido, el alcalde quiere la mezquita. "A todo este montón podrido de eurofascistas, les digo: ahí está la salida, por ahí se va a casa", dijo.
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