divendres, 10 d’octubre del 2008

TODO POR LA BANCA

Y Mahoma fue a la montaña. Finalmente, la gran banca ha cubierto sus últimos objetivos militares. Aunque para Rodríguez Zapatero no había crisis económica sino una desaceleración coyuntural, la despensa estaba llena y el sistema financiero español figuraba en la liga de campeones, los “botines” nacionales disfrutan ya de su operación rescate. El gobierno ha elevado a 100.000 euros la cuantía de los depósitos bancarios garantizados y ha abierto una línea de crédito de entre 30.000 y 50.000 millones precisamente para sus necesidades. Lo que prueba, más allá de la jerga oficial, lo que ya muchos sabíamos: que en España impera una bicefalia formada por el Gobierno y la Banca.

Porque lo que se presenta como un servicio a la sociedad y un gesto de responsabilidad política no es sino un sablazo social y una transferencia de riqueza pública a manos privadas. Es como si los contribuyentes de a pie (más del 80% de la recaudación del IRPF) hubieran decidido (¿a quién han preguntado? ¿nos “representan” realmente los sindicatos “representativos” que han dado el sí quiero a nuestra costa?) regalar a estos magnates parte del dinero destinado a la inversión social. La clave está en que esa generosa subida de 20.000 a 100.000 euros no es tal, ya que los bancos no ponen un euro más en el fondo de garantía de depósitos, que sigue fijo en los 6.500 millones actuales (una pavada ante un posible proceso de quiebras en cadena; casi la deuda del Ayuntamiento de Madrid y algo más que la del Grupo Prisa). El orden de los factores no altera el producto.

Y más grave es lo del fondo para drenar de activos full a bancos y cajas. Bancos y cajas que llevan años con beneficios siderales. Bancos y cajas que ha protagonizado la mayor destrucción de empleo de la historia vía jubilaciones anticipadas y prejubilaciones. Bancos y cajas que fomentaron la estafa piramidal del ladrillo, concediendo créditos a interés casi negativo a constructoras, inmobiliarias y promotoras. Bancos y cajas de ahorro que son los principales financiadores de los partidos políticos a fondo perdido. ¿Cómo no iba el Gobierno socialista a rendirse a los cantos de sirena de tan magníficos emprendedores? Primero hubo una reunión en La Moncloa con los economistas a sueldo de estas entidades financieras para que el presidente del Gobierno conociera su pensamiento único sobre la no crisis. Y esta semana el cónclave fue directamente con sus primeros espadas. ¿Cómo extrañarse, pues, después de semejante amancebamiento, que la ideología dominante sea la ideología de la clase dominante? Si la montaña no va a Mahoma…

La socialización preventiva de las pérdidas de bancos y cajas puesta en marcha por el Gobierno socialista representa el paradigmática de lo que la clase política es capaz cuando llega al poder. Primero, en épocas de bonanza, privatiza para casa las empresas públicas con dimensión estratégica de mercado global (Telefónica, Repsol, Endesa, etc.) para cumplir el pacto secreto con sus neoliberales patrocinadores. Y luego, al cambiar las tornas, se socializan sus pérdidas, porque de bien nacidos es ser agradecidos. Siempre por nuestro propio bien. Y sacando pecho, con patriotismo. Como cuando Zapatero juró ante los mineros leoneses que nunca favorecería a los que se han forrado con el negocio del pisito y una semana después aprobó una dotación de 3.000 millones de euros para los promotores inmobiliarios. Seguramente porque como decía Paul Valery “él no es siempre de su misma opinión”.

Sin trampa ni cartón. Estaba escrito. Ya hace meses que la patronal bancaria sugirió la posibilidad de confiscar preventivamente el dinero del Fondo de Garantía de la Seguridad Social para capear el temporal. Y ahora lo han conseguido, aunque cambiándole el apellido a lo que entonces, tan bruscamente presentado, sonaba a indecente atraco. Ahora se llevan el dinero por nuestro propio bien, para garantizar a todos los ciudadanos que sus ahorros están a salvo. Según el Informe del Laboratorio de Inclusión Social 2008 en España en estos momentos hay casi 9 millones de pobres (el 19% de la población) y en los comedores de Cáritas para menesterosos no dan abasto. ¿Es real la realidad?

Rafael Cid