Nuevamente tenemos en la mesa el Informe Anual del Banco de España. Ya el pasado año, su gobernador -Miguel Ángel Fernández Ordóñez-, despuntó por sus planteamientos neoliberales que hizo que hasta el Ministerio de Economía “matizara” las propuestas que en él se incluían.
No contento, ni suficientemente premiado por aquello, Fernández Ordóñez vuelve a la carga y se descuelga con una serie de propuestas que ni el gobierno ni los agentes sociales se atreven a decir en público. A saber:
1- Que los esfuerzos para mantener la moderación salarial resultan imprescindibles para preservar la competitividad.
2- Que el sistema público de pensiones ha de reformarse pronto en el sentido de cotizar más años para cobrar lo mismo, incentivando los fondos privados de pensiones.
3- Que hay que reformar la Negociación Colectiva puesto que es demasiado rígida y obstaculiza la moderación salarial
4- Así mismo adelanta que el gasto Publico tiene que reducirse para a su vez aumentar la recaudación de impuestos
5- Por último -y para que nadie le tome por un timorato- indica la urgencia de la transposición de la Directiva Bolkenstein en el Estado Español y las reformas de las restricciones al comercio minorista (horarios de apertura, días de descanso, etc).
Observamos cómo las recetas para las crisis económicas siempre son las mismas, siendo los que menos tienen los que pagan los ajustes; saqueando los salarios para mantener los beneficios empresariales y anteponiendo el mercado a las necesidades de la población.
Es en estas épocas de crisis cuando mayor y mejor protección social ha de proporcionar el Estado a los que vivimos en él y no abandonar a la quiebra personal y familiar a la inmensa mayoría de la población. Desde la CGT reprobamos las palabras del Gobernador del Banco de España que vuelve a aparecer como adalid del capital y la empresa privada.
Sólo con la moderación de los beneficios empresariales, limitándolos y reinvirtiéndolos, incrementando los servicios públicos y sociales y protegiendo las necesidades y la economía de las familias se lograría capear esta crisis. Pero vendrán otras, muchas otras, esto es debido a la insostenibilidad de un sistema basado en la desigualdad de las personas y que antepone el mercado y los beneficios del capital ante la vida y las necesidades de la población.
En la CGT lo tenemos claro: sólo a través del reparto efectivo de la riqueza y el trabajo y bajo un horizonte de justicia social, se logrará terminar de una vez por toda con esta y con todas las crisis económicas de las que somos prisioneros indefinidos la clase trabajadora.
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